Te he extrañado
hasta que mi cuerpo se ha agotado,
mis ojos se han secado
y mi alma marchita queda.
Tanto tiempo sin ti
le ha robado el sonido a mi risa
la luz a mi mirada
y a mi corazón la armonía.
Te extrañé en cada luna llena
en cada lluvia que mojó mi acera
en cada canción que escuché.
Te extraño
aún hoy, en cada momento de mi vida
en cada respiración, en cada rayo de sol
que recibo cual caricia.
Y tú, desde donde estás
no te has enterado de mi desdicha.
Te extrañaré aún mañana
al despertar el día,
probablemente en el otoño
al escuchar las hojas caídas
y seguro en el frío invierno
al necesitar de una caricia.
Pero volverá la primavera
y con ella flores nuevas y risas
y extrañaré extrañarte
al redescubrir que estoy viva
al saberme entonces dueña
de mil hermosos recuerdos
y de una historia que ya será solo mía.