Qué tendrá mi tierra
que cuando la pisas
se ensancha el corazón
y se enciende la sonrisa.
Serán sus cerros rojos
con sus casas pequeñitas
o algún colla juguetón
recitando una coplita,
los colores bien norteños
o la clásica siestita,
la yunga y el desierto
aquel tren a cielo abierto,
Pachamama y sus cholitas?
Qué tendrá mi tierra linda
que cuando haces silencio
se escuchan rugir las aguas
palpitándote en el pecho.
Allá donde la selva verde
se funde con la espuma
de garganta gigantezca
que al mismo diablo abruma,
de tucanes escondidos,
y aborígenes que acuna
por su encuentro con el Tata,
cada noche, catarata,
admirándote la luna.
Qué tendrá esta mi tierra
que cuando la recorres
para que la quieras mucho
se engalanan las flores.
Serán sus buenos aires
con estruendo de tambor
con sus calles pintorezcas
y edificios de color,
o la fiesta futbolera
con su héroe matador,
ese crisol de gente
o algún tango urgente
desgarrándose de amor?
Qué tendrá mi tierra
que si tu la nombras
sale el sol en mi memoria
y se van las sombras.
Tal vez sus pastos altos
en la llanura pampeana,
tal vez un mate amigo
y un fogón a guitarreada,
quizás un buen potrillo
un ombú en la alambrada,
quizás el saludo noble
y esa mirada de hombre
de un gaucho en la alborada.
Qué tendrá mi tierra rica
que encandila los sentidos,
se hace mar y se hace monte
y te arranca mil suspiros.
Un oasis se abre paso
para no dejar ya dudas
en meseta antes seca
reviviéndola con uvas,
el cantor y sus canciones,
dedicándole algunas,
con tormentas de granizo
que sin o previo aviso
modifican su fortuna.
Qué tendrá mi tierra
que es inexplicable,
ese aroma a libertad
con el viento insoslayable.
Se abren las montañas
majestuosas de los Andes,
con sus lagos y sus bosques,
con sus duendes por la tarde,
con glaciares azulados
y dormidos los volcanes
con la nieve que es eterna,
con madera de la lenga
y sus cóndores galanes.
Qué tendrá mi tierra
que la llevo tan hondo
a pesar que tantas veces
nos caímos hasta el fondo.
Qué tendrá mi tierra hermosa
que me hechiza cada día
y me llama a recorrerla
desnudando mi osadía.
Y es que mi Argentina
no es una tierra cualquiera,
mi tierra es todo un mundo
sin ninguna frontera.