De aquel amanecer misterioso se extraña, el cantar de los pajaros que daban la dulzura que ahora solo es amargura.
De aquellas calles parlantes, y que ahora solo de incertidumbre se cubren, cuando los paseos en el parque eran pasivos hoy se ven explosivos, no hay tranquilidad en mi calle, tampoco pajaros en el alambre, no existe tranquilidad que alarme a la oscura inseguridad que invade.
De los pobres se hace el rico y del rico se cansa el pobre, y cuando al fin damos golpe viene el gobierno y nos vuelve torpes.
De la mentira estamos rodeados, y en la carcel de la inseguridad sollozamos queriendo ver hacia donde vamos, como ciegos ambulamos en las calles que hasta hoy solo encontramos, la muerte del inocente que no pudo llegar a esconderse.