Para quienes han matado
con una pizca de envidia
y a la vez abandonado
sus ideales y propia familia.
Quienes creen ser fuertes
y poderlo hacer todo,
tener a sus pies sirvientes
sin trabajar codo a codo.
A los que siembran el terror
en barrios bajos de la ciudad,
que han cometido algún error
tal vez a tan corta edad.
Todos aquellos que han abusado
de alguna buena persona,
quien solo les ha ayudado
y uno mismo los traiciona.
Hablo de toda la maldad
que ha alcanzado a la humanidad,
los que actúan sin piedad
con tal de aterrorizar.
Como si el hambre no existiera
hacen lo que no se perdona,
pues creen seer de madera
y en realidad son porcelana.
Sin embargo no soy quien para juzgar
a esos malvados muñecos,
solo queda perdonar,
no saben lo que hacen, están huecos.
Crueles muñecos de porcelana
que creen que nadie les gana,
a mi corazón clavan una espada,
pero en el fondo su alma es delicada.