Tú eres como un capullo de primavera
surgida de la constancia que llueve,
eres rocío del alba llena de esperanza
y con matices que adornan las flores,
flores de todos los colores
que nacen cuando la obra se afianza
y culmina acariciando una estrella,
es algo así como cuando te iluminas tú.
Bajo los oscurecidos tiempos
que sólo son humo con formas aladas,
tu me has enseñado de que las miradas
pueden no perderse en el abismo,
salvándose de ser vidas sin caminos.
En ti hay amor y estas libre de ataduras,
de rencores, de envidias y de amarguras,
eres como el águila que vuela hacia los confines.
Por arrojo se te da la constancia,
que solo emana en los seres que trascienden,
en los que saben que el sacrificio es una virtud,
que la fe es un escudo de confianza en sí mismo
y la espada es la claridad de la aspiración por merecer.
Así eres tú, con guirnaldas en tus sienes
y con relucientes laureles de la eternidad.
Porque en ti hay, sin duda alguna, heroicidad.
La miel se ha derramado cuando has cumplido,
Ha sido una emoción con giros musicales,
es tu felicidad que tintinea en puntos cardinales
y hay regocijo en tu corazón comprometido,
es la paz que descansa en la calma
y en la luz azulada de tu alma.
Y lo más bello es que todo esto eres tú,
está en ti, tú eres la perseverancia que se eleva
por encima de la negra nube que desboca
y eres como la gota de cristal de roca
que alcanza la inmortalidad
entre batallas de gloria y de inmensidad.
Sigue adelante pues, entre rosas y espinas,
por tu bien, por mi bien, por el bien de todos.
Eres dulzura, eres sacrificio, eres una bendición,
y yo sólo sé que así eres tú.