Mi pequeña, pensar en ti, y el tiempo se para,
todo es amor, que abre mi alma,
la que sufrió y dio todo a cambio de nada.
Fuistes un ángel, protegiste mi alma.
Tus besos llenos de amor que me dabas al alba.
A tu lado no habían sombras,
solo amor con locura me dabas.
Nunca hubieron lágrimas,
la sonrisa te colmaba.
Ahora yo solitario me he quedado sin nada,
un recuerdo que me ahoga,
te busco en nuestra almohada.
Solo quiero tu amor,
que triste estar sin ti,
mi querida dulce amada.
Me queda tu recuerdo,
que lo abrazo con el alma.
A mi esposa querida, María del Camino.