No me ubiques,
emigré a la playa verde de la amnesia,
soy sólo un espejismo sin venas,
mi saturación peregrinó a otros arenales
mas allá de tus felinas garras traicioneras,
lentamente me ha ido despojando de tus huellas
de tus maléficas excoriaciones,
ya no hay retroceso,
las memorias zozobran,
la vida galopa al compás de mis nuevos días,
me susurra una blanca libélula al oído
que la vida es ahora,
que el ayer fue sólo una quimera,
medito entre las brumas de los recuerdos
y empapado de sudor estoy convencido,
que ya no vuelvo.