Si me parece verte agitando el paso, viejita
Derechito a la iglesia a rezar a la virgencita
Con tu rosario en el pecho y tu biblia bajo el brazo
Con tu abriguito si es que la noche era fría
O tu paraguas por si acaso había lluvia.
¡Ah, mi viejita! tan linda tan lúcida tan amena.
Quiero volver a los años en que escarbabas mi cabeza
Y sonriendo me brindabas lo que servías en tu mesa.
Tus platos hechos con sabor a amor del bueno
Sazonados con ternura y alcanzaba para todos
Los que hasta ti llegaban para probar tu dulzura.
Cuéntame aquellos recuerdos de tu infancia mi viejita
Con tu vestido de misa con tu velo y tu sonrisa.
Cuéntame del único hombre que tuviste en tu vida
Que fue feliz a tu lado porque eras bendecida.
Ah mi viejita, te vi tan linda, dormida con tu insignia religiosa.
Con tu fe con tu hermosura.
Y de seguro esa expresión que reflejaba tu rostro
es la de haber vivido en paz y de marcharte en paz
detrás de la huella dejada por tu vida llena de paz.
Ah mi viejita, recuerdo que te quería
Y aunque ahora poco te veía, yo mi viejita, te quería.
Hoy, contemplando cómo colocaban tu féretro en ese hueco
Y echaban tierra y mas tierra, mientras lágrimas
Rebeldes escapaban por mi ojos me puse a reflexionar
Que el ser humano es una porción de tierra animada
Y esculpida por manos del Alfarero,
que pone brillo en los ojos, y sentimientos profundos
que pone amor en el alma y pasión en las entregas.
Y tú mi viejita eras amorosa, apasionada
Eras el cántaro que guardaba el agua fresca
Con la que saciábamos toda la sed de amor
Y llenábamos de gozo el alma
Cuando contabas tus días de niñita campesina.
¡Ah mi viejita! de seguro ya estas contándole a Dios
Que tuviste muchos hijos los propios y los ajenos
Y estarás haciéndole trajecitos de nubes
A los ángeles chiquitos.
Y seguro ordenarás en fila a los luceritos
Y echarás los maicitos a los ángeles pollitos.
¡Ah mi viejita! estas metida en mi alma
Y siempre estarás conmigo.