Hay quien teme los silencios
que se afincan en sus vidas.
Hay quien no sabe que el eco
siempre gana la partida
y nos sigue y nos repite
esas palabras dormidas,
que significan un algo
y por tanto siguen vivas.
Esta tarde no hay silencios,
ni ecos, ni repetidas…
Son los silencios callados,
que siempre cuentan mentiras,
son ausencias de palabras,
de contenidos, de miras.
Son los que temen algunos
–ignorancia, hipocresía-
que no escuchan, sólo oyen
palabras blancas, sin rima.
En mi alma no hay silencios
pues sus ecos se prodigan
y despliegan diccionarios
de las palabras dormidas,
que me suenan y me cantan
siempre nuevas melodías.