ESE ES SU SITIO
Sobre las chimeneas,
en medio de la sala,
en cualquier rincón,
bajo un taburete,
o detrás de la puerta.
Allí la puedes encontrar
si, allí,
abandonada a su suerte,
o a sus anchas entre escaparates
y ropa con olor a moho.
Allí, al estilo de Serrát
“acechándonos como un ladrón...”
En medio las flores,
las que quedaron sin cortar,
entre los comentarios deslenguados
de una camarera traicionada,
bajo el poste sin luz de la esquina
siguiente, donde el astado
regatea la medida de su infamia
a lo Cortéz.
En el Ello y en el Súper Yo,
en el reino de las contemplaciones.
En la tierra de las sonrisas de Lehar,
y hasta en un “Roquete” dirigido
hasta el tálamo de la Súper Nova.
En el cuerpo de una carta a Santaclaus
En la frase que pude haber dicho,
en la respuesta tardía
y sin remedio.
En la traslúcida mirada
de aquella colegiala hoy abuela.
En la peripecia de un niño de la calle
rutina de su día a día.
Antesala a la noticia amarillenta y trágica,
consecuencia de mi esperma irresponsable.
En las cruces del cementerio interno
de la muchacha experta
en vidas abortadas.
En la mentira intencional
cuando me preguntaron por las cosas
que conducían al exilio del éxito.
Hasta en la sangre del perro
vagabundo que arrollé
aquél día, abrupta aparición
de mi valiente madurez social
mayordomía estéril
sitibunda madre de mi abigarrada
melancolía.
De quién es el sitio?
Si, de la CULPA
Francisco A. Barreto