Antonia Ceada Acevedo

Cómplice de la noche

 

Márcame los límites,

En la geografía de esta vestimenta

Con tus dedos de nubes…

Trazo a trazo, línea a línea,

Mientras, con tu esponjosa lengua

Mojas de vigor el marco

De mis labios barnizados

De roja desnudez.

 

Tienta con viveza la lozanía

Que se esconde debajo del negro encaje

Veras como florecen las cerezas

Que tanto te apetece soñar.

 

Desarrolla tus proyectos nocturnos

Con la complicidad de la noche

En mis montes de miel

Y aprieta mis urbes

Que amamantaran al niño de tu cuerpo.

 

Atraviesa el desierto estriado,

Donde los cuarentas plenilunios

Dejaron semillas

En mis mareas altas.

 

Camina por las etapas

Y encontraras el sur:

Una vez allí, baña tus manos

En tan fluida purificación espiritual,

Encontraras la raíz, la gracia

Donde estala mi condición humana.

En esa cripta se halla el arca

Que guarda la demencia; mi locura.

Abrelo, rebusca y busca,

Percibirás ese paraíso

Donde Adam fue desheredado…

 

Si escullas aullar, entregate

A la embriaguez con curva daga

Y haz retroceder, con tu fibra,

Esta materia hasta lo astral,

Lo universal.

 

¡Mojame, amor!

Mójame de esperanzas;

Derrama en mí los momentos

Que sin estar yo estuviste,

Y que tiemble la tierra

Porque su hija ascenderá

En mezcolanza con la luna

A ser…

A ser cómplice de la noche.

 

Antonia Ceada Acevedo©