Delgada es la línea y se desvanece
Cada vez más se escuchan las voces
La moral se aleja, lentamente fenece
Los actos se han vuelto más atroces
Esa voz en lo profundo de su cráneo
Cada ocasión más penetrante suspira
Un mensaje que se ha vuelto claro
Hora de entregarse a la más dulce ira
Hora de dejar atrás las normas impuestas
Hora de navegar los mares sin ataduras
De entre las sombras nace la propuesta
Modificando en silencio la interna estructura
El cordero que era guiado por la codicia
De corroídas mentes de poderosas naciones
Se va entregando a una seductora avaricia
Que no es ajena sino propia de sus emociones
Tan peligroso el mantenerse en el borde
Entre nuestra moralidad y la falta de ella
Traicionera mente sabe el preciso acorde
Para destartalar valores en rauda centella
Que estandarte lleva ahora el corsario navío
Sino el de los huesos de la sonriente calavera
Por ser dominado ha sentido, en él, hastío
Y ahora se embriaga en libertad verdadera
Sentido de pertenencia ahogado en las olas
De los océanos que surca el rebelde navío
Banderas quemadas por la pasión que desborda
De los pechos inundados de libre albedrío
Dejando a sus espaldas a las civilizaciones
Llenas de disimulo y envueltas en mentira
Se ha caído la venda que nublaba sus razones
Se ha cuarteado el hechizo del sonar de la lira
Se ha roto el contrato hecho con la hipocresía
Su naturaleza ha aceptado el osado corsario
Aquella que al personal interés le encuentra valía
Se ha transformado en pirata el nuevo adversario.
Andrés Ruiz H.