A dónde va la gente sola
cuando necesita amor,
a dónde duermen los recuerdos
un día de sol.
A dónde caigo rendida
si no me queda corazón,
si no quedan ya palabras
para entregar la rendición.
Los dedos negros aprietan
la lapicera de tinta azul,
los ojos pegados al papel,
la mente pensando en él
y una pistola en el baúl.
Adónde vagan las lágrimas
después de llegar al piso,
a dónde mueren las luces
y aquel beso sumiso.
A dónde voy con mi vida
en una noche tan oscura,
las calles gritan silencios
al borde de la locura.
Los dedos rojos aprietan
el metal de tono gris,
los ojos desorbitados miran,
los recuerdos se eliminan
y se limpia la nariz.
A dónde van las almas
cuando cargan una condena,
a dónde ríen los niños
si el mundo los encadena.
A dónde pondrán mi cuerpo
después que habran la puerta,
si tu no estarás conmigo
si yo estaré, muerta.
Los dedos blancos aprietan
aquellos recuerdos morados,
los ojos ciegos al techo,
el cuarto de al lado maltrecho
y los sueños, desparramados.