Cuando no sepa qué hablar,
cuando me falten palabras,
cuando la lengua se calle
en el silencio del alma
para decir que te quiero,
adornado con mis versos…
me inventaré los vocablos
para expresarte con gestos
lo que el corazón no puede
traducirte en el silencio.
Es tan grande mi alegría
por sentir lo que yo siento,
que ni la noche ni el día
dan cobijo al sentimiento.
Cuando se apaguen las luces
y ya no te pueda ver,
dime tú con tu sonrisa
eso que sabes que sé…
y que tengo bien guardado
en el fondo de mi ser.
Cuando mis labios se sequen
apaga en ellos mi sed,
pues ellos siempre han formado
un oasis y un vergel,
donde los tuyos buscaban
mil sensaciones de miel.
Cuando ya no quede nada
y yo me apague en mis sueños,
recordarás que mi vida
ha sido tan sólo un eco
de tu sonrisa que canta
para decirme: “te quiero”.
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