Esta noche es larga, es callada, la que sabe a silencio
a tabaco quemado,
esta noche eres tú, la cobija en mis piernas
el ungüento en mi pecho…
¿qué puedo darte? Si no el invierno de mi voz
(que se quiebra como una rama)
No demora el murmullo que recorre la calle
ni escurre una lágrima, ni se pierde nadie,
¡quiero violar el tiempo hasta sangrar la nada!
Porque un lugar oscuro es donde está mi alma…,
qué puedo ya ofrecerte: si no estos versos tristes
o mis manos llagadas o mi costado abierto
porque te quiero ¡sabes…! Me resigno a perderte
a ti inmaculada entre todas las mujeres;
miro mi sala sola
y mi retrato donde me siento solo
-en un sillón me veo fumándome un cigarro-
Una gaseosa es todo que me acompaña…y lloro.
Cuántas veces camino sobre el mismo sendero
repasando el camino –como un escalofrío-
es febril el momento me desahogo entero
¡pero estoy muy contento! Pues las lágrimas brotan
como dos perlas finas prendidas a tu cuello.