Este primero de mayo
hoy todos reclamamos
dignidad en los trabajos
y la desaparición del paro.
Andando se siente el camino
que los hombres deben atravesar,
cogiendo cada cual a su vecino,
más alegre será nuestro andar.
El rojo cielo de la mañana
gris para el mediodía estará,
tañendo una férrea campana
a un universal ángelus llamará.
Victoriosos los humildes tejados,
de la lluvia, dejarán caer,
sollozos tristes y callados
guardados desde anteayer.
Vayamos hombres y mujeres
en una marcha sin igual
con la mirada siempre al frente
y en las gargantas el mismo cantar:
“Agrupémonos todos
en la lucha final…”