Lo volviste a hacer, te escapaste, otra vez luchas por tu libertad.¿Dime que haremos ahora?, ¿que haré contigo?. ¿Sabes? En el pasado, te buscaba, te atrapaba , te regañaba, te acusaba, te torturaba con la culpa y tu languidecías, tus voz perdía vigor, tu caminar se hacia lento, arrastrabas los pies, la firmeza de tu apretón de manos al saludar , desaparecía; la energía, el optimismo, la sonrisa se ausentaron de tu vida. Sufrí mucho al verte así. El tiempo transcurrió, un quinquenio amiga. Te vi. Superar todo lo que hice en ti, al reprimirte, doblegarte. Buscaste auxilio entre libros, amigos, cosas nuevas, en el sentido que yo te indicaba, fuiste obediente, complaciente. Todo iba bien, eso creímos ambas, nos sentíamos confiadas; ahora pienso que tu quizás resignada a la vida que te obligué a vivir. Y me contabas.-no soporto su silencio- me hiere en lo mas profundo.- no me acompaña, me deja sola- no me cuida- me expone a peligros- a lo que yo mas temo, me reprocha, me critica, me juzga. No le gusta mi canto, mi baile mi alegría, me niega su apoyo, quiere que avance sola. ¿Y que te decía yo? – paciencia, aguanta, es posible que todo cambie y tu llevando todo con una “resignada felicidad”. Toda tú clamaba por un cambio, y tu clamor fue oído. Llegó esa vorágine, que tanto miedo le tenias, y te arrebató, rompió las cadenas que te ataban, y tu vacilaste, no te atrevías a irte. No querías volver a vivir un castigo, un encierro. Pero la vorágine no te dejaba, te haló, te llamó, te arriesgaste y te fuiste.
Te busqué, te encontré; con valentía me enfrentaste, defendiste tu posición, tu elección. ¡Y yo, sorprendida en extremo¡ te veo contenta, plena, con un nuevo brillo en tus ojos, vuelves a soñar. Oye bien lo que te voy a contar, en el quinquenio yo crecí, aprendí mas acerca de quien eres, del porque de tus acciones y pensamientos. Al ver tu felicidad, respuestas llegan a mi mente. Ahora se qué voy a hacer contigo, ahora se que estoy aquí, en esta vida para ayudarte, apoyarte, amarte, protegerte, defenderte, curar tus heridas, enseñarte. Veo lo que haces y te aseguro que no te juzgo, no te acuso, no te rechazo. Te acepto, te amo, te defiendo, te entiendo, confío totalmente en ti. Y ten la certeza amiga, de que cuentas conmigo para conseguir tu libertad, para elevarte como las águilas, si alguna vez te até y te encerré en un gallinero, fue por que creí que eso era lo mejor para ambas. Hoy te veo remontar el vuelo queriendo unirte a otras águilas y reconozco una autentica felicidad en tu vida, resultado de que al fin conoces tu propósito, al cual estas dispuesta a seguir suceda lo que suceda y te confieso que deseo ir tras de ti y compartir contigo este despertar que estas viviendo. Dime ¿me aceptas a tu lado?, ¿me perdonas mi actitud represiva hacia ti?...¡Gracias chica! Eres toda nobleza, realmente se que contigo también lograré convertirme en un ser extraordinario.
Aún hay muchas cosas por aprender, por hacer. Juntas lo lograremos. Imagino nuestras conversaciones: dos grandes amigas, contándose todo, disfrutando la una de la otra, desveladas por tantas emociones que compartir. Me imagino a mi misma admirando tu creatividad, el reconocimiento que tendrás en los escenarios con mucha gente, de los que solías contarme, te veo firmando y dedicando libros a petición de los lectores, escogiendo trajes espectaculares en las tiendas. Estaremos unidas recorriendo el mundo, bajando de un avión, subiendo a otro, recorriendo un continente, compartiendo con gente bella, experimentando la abundancia del Universo. Y nos reiremos, y les contaremos a nuestros nietos, de cómo nos liberamos de esa horrible historia en el gallinero y de cómo nos transformamos en “mujeres extraordinarias”