Las tablas del piso me huelen a recuerdos
y levantarme no quiero
miro cada grieta que quisiera llenar con tu imagen
y más bien un rio de lagrimas corre por ellas
me miro desde la puerta y me digo: levántate,
el tiempo no existe y el olvido menos
guarda en tu nariz el aroma que te hacia volar,
en tu pecho el calor que te quemaba,
y en tus labios el sabor de ese recuerdo,
llévalo siempre contigo
pero si algo se te olvida
será que has comenzado a sanar
y así me perderé de a poco
para volver a aparecer
en el próximo invierno de tu vida.