un puñado de cal yo te echaría,
un puñado de cal sobre tus huesos,
haría desaparecer de nuestra tierra
tu puerca sonrisa de putanga.
un puñado de cal sobre la tierra,
y tierra por encima de tu cuerpo,
un cuerpo desangrado por la horquilla,
atravesado y vil, un cuerpo odiado.
un cuerpo de jueza que no escribe,
que no sabe escribir, que es novata,
un cuerpo de ocho defectos indecibles,
atravesado tal vez por dos mil balas.
haría desaparecer yo tus sonrisas
sobre una mar airosa, musulmana,
haría yo olvidar a tu familia
tu paso por la tierra y el estrado.
no te creas pues tu que yo te olvido,
y aunque mañana yo te vea,
puerca, miserable, enferma y vieja,
no debes de dudar, enemiga mía,
que para tu sed, ya no habrá agua,
tampoco tendere la mano mía
sobre una hija de puta tan malvada.