Así como la arena
desprendida por las olas
se nos van quedando los años
bajo las tibias aguas de nuestra vida.
El destino me fabrica nuevas olas,
nuevos rumbos por donde surcar,
haré así de mi sabiduría
un barco en altamar;
y que sea la brisa quien guíe
mi ruta sin treguar,
que si algún día
siento el alma cansada
sabre yo en que puerto,
en que puerto habré de descansar...
Y seguirán las olas
desprendiendo la arena
así como los días
desprenden mi tiempo,
dejare entonces en mi faz una sonrisa,
y diré adiós a esos años que van quedando;
y si alguna vez alguien pregunta
si acaso valieron la pena aquellos momentos
diría, daría mi vida... por volver a tenerlos...