El Hombre de la Rosa

EL MANIFIESTO

Hablar de amores sabía

pero ya no tengo ganas,

habiendo tanto chorizo

sin empezar la matanza.

Sabor de sal y pimienta

lustros de pena y olvido,

sufrimiento de aldeanos

con ansias de sudor frio.

Un jornalero del pueblo

que sabe de todo y nada,

al evidenciar que es lelo

se queda sin ganar nada.

Sonidos de yerbabuena

hedores de campanario,

acento de sinvergüenza

peculio no bien ganado.

Ese invento es el salario

de peón de regla y llana,

que sólo puede cobrarse

si le timbran la peonada.

Está la heredad soñando

entre retamas y abrojos,

el raspinegro escondido

en la panera en el pozo.

Español que triste andas

repleto de manos largas,

como el trabajar molesta

a hordas de negras almas.

Tenéis que saber rateros,

la gente obrera se cansa,

imponiendo sabias leyes

y echaros fuera de casa.

Hoy han matado al caib

mañana matan tu alma,

es la justicia del talión

por el odio del Obama.

El Islam se torna triste

Ala llorando se enfada,

los verdugos de la Cia

el alma negra se lavan.

 

Autor:

Críspulo Cortés Cortés

El Hombre de la Rosa

4 de mayo del 2011