Su mirada abandonada
detrás de un cristal pulcro contempla
como a las rosas de su jardín se le van deshojando
sus blancos pétalos
y sólo le van quedando las hirientes espinas
que lentamente se le van clavando en su alma
desabrigada de poeta,
sus labios de rubí duermen libres de besos
y las palabras susurradas con pasión
para ella son un misterio,
vive arropada entre sueños
mientras la historia gira rauda sin darle tiempo
a subirse al tren del afecto,
los lapsos han envejecido su otrora piel lozana
y se le consumen los días siempre en eterna protesta
anhelando que un galante poeta le regale sus dulces versos,
la flor poeta que se ha ido marchitando con el correr del tiempo
ya no mira el reloj porque ya no tiene tiempo,
la frescura se le escapo por el drenaje del desacierto
y mojan sus tibias lagrimas sus cartas de amor sin destino
y hoy con su alma marchita de bella mujer y poeta
se va con sus versos a la orilla del mar
a tirar entre sus aguas la musa que la dejó doncella.