Si pudiera contemplar tu belleza,
te adoraría, como a una Diosa
en el Olimpo celestial,
donde debería estar tu morada
junto a los Dioses gentilezco;
ostentando tu estilo con galanura,
floreciendo como oasis, en la desértica
esperanza de mi alma acongojada
por el fiasco amoroso, del que
padece desde siempre.
Sin embargo puedo resistir
al terrible mal, que me atormenta,
por el fogoso deseo que mi corazón
aguarda, de robar el néctar virginal
de tus entornados labios melíferos,
que son fuente de deseo inagotable,
donde se produce, la razón incógnita
de amar la vida y hacerle dichosa,
con el milagro celestial que guarda
tu mórbido cuerpo escultural.
¡A tu lado!.... solo soy la flor olvidada
que en un vaso sin agua se desmaya,
siendo a tus oídos, mis palabras, banales;
¿porqué no sabes captar el sentimiento…,
de mi corazón acongojado?,
Siento pena de que me roben
el gran cariño que la muerte trunca;
ya que mi corazón se halla enfermo.
Robarte un beso quisiera – antes que la muerte-
ya que no te volvería a contemplar nunca.