Sueño fuiste,
ensueño eres
y como ensoñación...
convertiras la austeridad
de cada uno de mis pasos
en la bonanza dada
por el cielo y con el aire
como calma al mar.
Te fuiste,
decidiste marchar;
y hoy; oigo la puerta,
vuelves.
No tardaste más en volver,
de lo que tardan
en brotar creciendo
y arrugarse entre desgastados verdes
presas por formas acartonadas,
hasta envejecer desechas
las hojas caducas,
que decoran y esmaltan
con dorados opacos
y rojizos cobrizos
la caminante campiña,
cual, presta se abalanza
hacia la blancura
de unos copos virginales
de seguro caeran posándose
sonrientes en el invierno.
Vuelves sonriendo,
pues sabes que tu hogar
jamás dejó de serlo,
que mi lealtad por ti
vale más que mucho,
mucho más,
que un millar de deseos;
¡no tiene precio!
Pudiste,
supiste atravesar los límites
y entrar en la profundidad
de mis hemisferios;
y al conocerme
descubriste la cuenta (mi verdad),
que no habita
ni tan sólo un ápice
de odio o rencor
en el espacio de mi imperio.
Y éste, se extiende desde mis entrañas
abstraído del individuo,
sin proteger la identidad,
(exento de egoísmo),
cual imposibilita al amor
de beber del manantial
pudiendo besar
la vida siendo eterno.
Y así...de a poco inundando
cualquier resquicio de mi ser,
me visita una esencia,
que invade mi corazón,
explota en el aire,
por boca y garganta
¡con voz!
y dócilmente sincera
logra alcanzar la plenitud en tu universo.
318-omu G.S.