Quyllur

Travesía

Aún navego en busca de esa frase que me haga romper el silencio. Divago entre el denso humo de los miles de cigarrillos que ya he fumado. Me refugio en los versos de Eielson y Borges esperando alguna noción que me haga entrar en razón. Muero con la triste melodía de aquella Sonata que me recuerda aquella lejana infancia.

 

Aún navego buscando esa frase que me haga perder el pavor. Sigo divagando y tengo miedo a quedar ido de un momento a otro. Tragos van, tragos vienen; cenizas de un amor que mi corazón jamás olvidó. Aquella Sonata se extinguió, y mi corazón hecho clastos se perdió en ese baúl llamado olvido.

 

Aún navego buscando esa frase que me devuelva la sonrisa. Aún divago entre ese mar de copas donde mi corazón encalló. Espero el día que mi razón vuelva de su denso letargo que desde hace cuatro años mantiene encarcelado.

 

Aún navego, sí; buscando esa frase, lo sé. Mil veces lo haré, eso no lo sé. Destrozaré todo aquel impacto de temor que mis seis sentidos percibieron cuando su amor partió. No te olvido, pero muchas veces lo deseo; aún sonrío, pero no quiero. Deseo coger su mano que en treinta días exactos lograron dibujar aquella sonrisa que aún extraño…