Perderme en tu pelo
Perderme en el y desaparecer;
Para luego encontrarme en tus senos.
Dulce elixir del placer carnal es tu cuerpo,
Donde todos los deseos se conjugan en uno.
Perderme en tus labios,
Perderme en ellos como el recuerdo en el tiempo,
Y devorar tu cuello como animal carroñero,
Nutriéndome de las migajas de este amor lujurioso.
¿Que es esto que sentimos?
¿Acaso perdimos el dominio de la cordura?
Y mientras este sentir de la carnaza de tu lengua
Devorando mi garganta como ave de rapiña.
Perderme en ti es como morir para volver a nacer,
Del infierno de tu cuerpo que calcina mi pasión,
Y queman mí lujuria entre la tersura de tus piernas,
Y las beso, las muerdo, y me entierro en tu edén.
Te quemo, te abrazo,
Me meto en tus entrañas
Y me quedo dentro…
Que esta locura sea nuestra celestina,
De gemidos y lamentos de amor,
Que tu cuerpo mi arma,
Que mi sexo tu tesoro.
Que nuestra cama el cielo donde hallarte,
Y nuestro cansancio el abrazo de la pasión.
Que esta noche sea nuestra…
Que en cada jadeo los truenos queden mudos,
Que tus senos campanillas de tu deseo,
Clavándose en mí pecho como dagas.
Que tu respiración mi tormenta
Y el éxtasis nuestra meta final…
Perderme en ti esta noche,
y de este sueño no volver a despertar.
David Valdés Belinchon.
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