Recién despierto, y ya no estás a mi lado.
Pero mis brazos me relatan la historia de una noche de pasión.
De pronto, emerge la voz de mi conciencia, y me dice que mi alma está agradecida por el sosiego recibido de tus tiernas caricias.
Aunque en un instante, como una flecha penetrante, el silencio se hace presente. Y tú no estás a mi lado.
No escucho tu risa, ni tus suspiros.
Estoy confundido, la pasión, el sosiego y las sensaciones se funden en un nuevo sentimiento, ¿qué es?
No es amargo, porque sé que volverás. Pero no es dulce, porque tampoco aquí estás.
Es muy pronto para extrañarte, aún tu júbilo no se ha disuelto de esta habitación. Aunque no es muy tarde para volver a desearte, tu risa es un vicio para mis sentidos.
Si en este instante, entrases por esa puerta, renacería la pasión. Si te fueras para siempre, cerrándola detrás de ti, le hablaría a ese rayo de luz que cruza tenue entre las cortinas de un gran dolor.
Hay un lazo que nos une, que no es pasión. Que no es dolor. Estoy seguro que es amor.
Yong Seon-Oe (Nicolás Pstyga)