Benditos gorriones del alma mía
avecillas del Señor benevolentes
que espiritualmente diligentes
se acuerdan de Dios cada día
y con el a porfía pían con alegría
menudos, coquetos y juguetones
al alba la llenan de armonía
con sus vigorosas melodías
viendo en sus pequeños corazones
luz y amor que huye de razones
en esta evidencia patente
la divinidad se ha situado
y su resplandor refulgente
mas que pasmado o cegado
me ha dejado a mi de repente
en la libertad encerrado
y encerrado entre paredes de barro
con la inteligencia de la conciencia
este hatillo de versos, lo echo al carro
de la verdad que con firmeza sentencia
que en pequeños y sencillos tarros
se hallan excelentes esencias