Te esperé acompañada
del sombrío frío del invierno.
Sentí que llegabas, con cada brisa
que partía al rosar mi cuerpo.
Sufrí tu ausencia, como el arbol
sufre cada hoja caída.
Lloré tantas lágrimas,
como estrellas iluminan el cielo.
Llené de esperanzas mi alma,
con cada recuerdo de bellos momentos,
que no podía aceptar perdidos
en el oscuro tunel del olvido.
Te llamé con cada suspiro.
Decía tantas palabras,
a las que hoy todavía,
no encuentro sentido.
Hoy no espero nada
de esta vida tan vacía.
Hoy mis sentimientos se reducen,
a un simple respiro.
Hoy mi sufrimiento
ya no tiene consuelo,
en este mundo tan aburrido,
en este mundo tan herido.
Hoy mi llanto no encuentra
más lagrimas, que acompañen su camino.
Hoy ya no lleno esperanzas,
en este mundo perdido.
Hoy solo puedo llamar al olvido,
que es mi peor castigo.
Hoy solo puedo decirte amor,
que por tu ausencia, ya no vivo.