Tu risa de niño plena,
¡cómo ilumina tu risa!
y en la larga noche nórdica,
todo lo llena de vida.
El Sol, que despunta pleno,
con sus rayos aniquila
sombras, ventiscas y brumas
y hace rayar el día;
anuncia con cada rayo,
con cada sonrisa limpia,
del hijo amado el retorno
de las sombras, que escondían
el brillo de su alma noble
y su ser lleno de vida.
Nuevamente entre mis brazos
mi criatura bendita;
mi propósito mi fin,
de mi sangre el guardavidas.
Te beso y te abrazo hijo,
bañadas las dos mejillas.