¡Mírame!
Regálame un destello de tus ojos
que embelese mis sentidos.
¡Háblame!
Quiero escuchar tu voz seductora
que mis ansias provoca.
¡Acaríciame!
descubre los anhelos
escondidos en mi cuerpo.
¡Siénteme!
deja que mis suspiros
inciten tus gemidos.
Y en el ir y venir
de tu cuerpo y el mío
amarnos, hasta perder los estribos.