Muchas veces te he enaltecido,
Cobán de mis ensueños fascinantes,
ciudad de palacios imaginarios, .
de imperial dignidad sempiterna,
cuna de dádiva implícitamente fraterna.
Tu belleza de ilimitada virtud,
enmarcada en la mocedad de la montaña,
que encumbrada surge en total plenitud,
cual efigie de sólida excelsitud,
simbólico prodigio de cada mañana.
Milenaria ciudad de inconmensurable historia,
surgida como consecuencia del amor
de hijos que supieron defender con valor,
esta tierra a la que han ofrendado con honor,
y la han determinado como heredad de gloria.
Cofrecito que en sus entrañas atesora
añejas memorias de soplos imperecederos,
forjadas en el meritorio trabajo de cada aurora,
ennoblecidas en el presente y el ahora,
Real Imperio de dignos y soberanos herederos
Por acierto del destino cobanero yo nací,
suelo bello que con entereza siempre he amado,
fecunda cuna que amorosamente me ha abrigado,
dulce razón que eternamente me ha impulsado,
a disfrutar abundantemente lo mejor de ti.
El oráculo supremo que confiere bendición,
se simboliza en la oración siempre cotidiana,
que surge del alma y del rezo del Santo Rosario,
en el interior del centinela de histórico prodigio,
en las entrañas de tu santo y majestuoso Calvario.
La fresca naturaleza se preserva con orgullo,
en los bosque que perviven por casual oportunidad,
más no se puede obviar con injusta indiferencia,
del Parque Las Victorias en su valiosa existencia
dueño de mitos, quimeras y melancólica reminiscencia.
Son tus calles de vetusta permanencia
excepcionales referencias a tu larga existencia
en las que subsisten los pasos generacionales
de una estirpe que te ha donado su digna presencia,
en protagónica incursión del futuro en su esencia.
Ciudad Imperial del Emperador Carlos V,
honra y decoro fue concedido a tu nombre,
reconocimiento valioso al señorío de tus hijos,
pueblo prodigioso de realeza y potestad,
en el que es manifiesto el sentido de hermandad.
Emporio de sueños, anhelos y ansias jubilosas,
que se fusionan con la frescura del chipi chipi,
descollando por la senda inescrutada del futuro,
en el que se asientan las renovadas pretensiones
por una existencia de luz, de gloria y buenaventura.
Imperio de gente valientes y hombres de maíz,
de mujeres prodigiosas, hijas de la savia bendita,
que surgidas del paraíso se posan en la aurora,
para adornar con su figura la límpida belleza,
en la dulce armonía de la colosal naturaleza
Mi corazón se ennoblece al pronunciar tu nombre,
mis ilusiones se acogen a la afable quietud de mi vida,
eres la tierra de ensueño en donde asumí la existencia,
eres mi tierra, la razón inspiradora de mis versos,
eres Cobán, la ciudad a la que canto, declamo y pinto,
eres la Ciudad Imperial de Carlos V.