- Abuela, ¿qué haces ahí, sentada,
mirando tan triste por esa ventana?
¿No ves que ya nos vamos?
¡Que nuestras maletas ya están preparadas!
-preguntó la nieta un poco cabizbaja.
- Nada, hija mía, no miro nada…
Yo sólo estaba pensando
en cómo el tiempo pasa…
La última vez que a verme vinisteis,
ese árbol sin una hoja estaba;
mas ahora está cuajado
de unas delicadas flores blancas…