Se han encendido mil rosas
con carcajadas de estrellas;
la luna las ha comido
como si fueran cerezas.
Y mi corazón no entiende
el sabor a fruta fresca,
pues la noche a mí me sabe
a ensoñaciones sinceras,
con el sabor agridulce
de luces y de tinieblas.
A mí me gusta la noche,
pues la noche es siempre bella.
Es el tiempo para amarse
y de mirarse de cerca,
pues las lucen no iluminan
el fulgor de las promesas.
Se han encendido mil rosas
esta noche, en primavera.
No tienen olor ni espinas,
pero dentro sé que encierran
los sueños nunca soñados,
que se duermen en la espera
de vivir lo no vivido
en sentimientos y entrega.
Mil rosas se han encendido
tan sólo con tu presencia.