a. santas

ya llegara la muerte

ya llegara la muerte a tu cabaña,

y robara la cal el cuerpo impío,

le cubrirá la sombra del rocío,

la existencia locuaz de tu maraña.

 

en futuro diran que fue con saña

la tierna ejecución y el desafío,

matamos por matar, y fue el hastío,

compramos una paz con una araña.

 

notamos que la cal destruye todo,

quince años después lo nunca halllado

cerca del cementerio, tanto lodo.

 

buscarán y buscarán a cada lado,

recogerán con palas de algún modo,

cautivarán el rostro enamorado.

 

Se sentirá la muerte en la baqueta,

aplacarás con miel tu desatino,

la justicia es legal, y tu destino

será y no será con la segueta.

 

tú romperás de vez la vil maceta,

beberás y beberás del dulce vino,

el recorrido al fin todo convino

por un pavor vanal, que buen atleta.

 

Doce sacos de cal, un cementerio,

una fosa común, cerrado un caso,

policía vulgar, vaya misterio.

 

y te llegó la muerte por un vaso

de agua fresca de fin y putiferio,

muchos años después, vaya fracaso.

 

De verdad yo te digo que esta noche

se estrenarán tus ojos en la viga,

y aquella a quien tenías como amiga

arrebatará tus carnes en un coche.

 

y enterrarán tus sombras bajo un porche,

te cubrirá la cal porque te siga

la indiferencia cruel de una enemiga,

se borrarán los restos, que derroche.

 

y ese juez que el caso ha recogido

quizá arrepentido con su yanto

anegue el lodazal que producido

 

el cementerio que no quisieron tanto.

qunce años después de sucedido,

la muerte seguirá por un encanto.