Frágiles y dulces sombras,
algodones en los cielos
y el alcohol de la nostalgia
para curar mis recuerdos.
Aires suaves, aires limpios,
dulces brisas, vientos nuevos,
que cicatrizan la herida
ya reseca por el tiempo.
Hoy me asiento en la distancia
y me reclino en deseos
en el sofá de la espera
y vuelvo a soñar mi sueño.
Nubes blancas, nubes rojas,
puesta de sol del recuerdo,
que va curando su herida
con sal del mar del deseo.
Abrázate a mí en la ausencia
y desnúdate por dentro
sin ropajes ni etiquetas…
viste tan sólo mis besos.