Esa ternura y esa fuerza al amar
Con la que Dios te creo madre querida
Son como centellas que iluminan
Los mejores actos de mi vida.
Te recuerdo y pienso
Que fuiste la mujer más hermosa
Que Dios puso en la tierra.
Tus manos eran trabajo, eran caricias
Eran flores encendidas, eran puño
Para defender tus capullos.
Eras el tallo con espinas
Que cuida de las rosas su hermosura
Tus ojos eran en la oscuridad de mi vida
Dos brillantes luceros,
Si, te recuerdo y pienso,
Si… fuiste la mujer más hermosa
Que Dios puso en la tierra.
Tus palabras dulces o fuertes
O muchas veces para mi implacables
Abrían el sendero del pensamiento
Y muchas veces fueron estímulos
Cuando atisbabas en mi algún acierto.
De verdad fuiste la mujer más hermosa
Que Dios puso en la tierra.
Hoy llego hasta el espacio infinito
Donde guardo tu recuerdo
Y le pongo mil flores a tu memoria
Y todas las estrellas de esta noche
La noche del recuerdo más hermoso.
Que es el que más me motiva
A vivir a luchar y a amar madre querida
Perdóname si lloro, y seguro que lloraré
Cuando a lo lejos escuche
en esas dolientes serenatas
todas esas canciones que te nombran
es que tengo en el pecho un dolor ciego
que no encuentra la salida
y que a veces se vuelve una garra que desgarra
que lastima. Que hiere, que hiere mi alma
madre querida.
Perdóname por ser cobarde
Y no saber cómo superar tu ausencia,
Perdóname esta flojera, y no seguir tu ejemplo
De fortaleza activa y combativa.
Si, eras combativa.
Perdóname que tiemblen mis manos
y no te pueda dibujar con las palabras.
Recuerdo cada sábado a vísperas del gran día
Como nos reuníamos desde chiquitos
Para con escasos ahorros comprarte un regalito
Jabones para baño, un labial, unas galletas
Y esperábamos ver tu reacción
Y siempre muy emocionada nos decías:
”qué lindo, esto, es justo lo que necesitaba”.
Y luego cuando grandes, igual nos reuníamos
Para comprarte el más lindo regalo
Y todo era alegría, desde las reuniones
Para elegir cuál sería ese regalo
Organizar la compra
Y el día domingo después de la comida
Darte la gran sorpresa.
¡Ah! pero todos, te comprábamos el regalito adicional
Algo para engalanar tu belleza.
Pero eras tan bella
Que poco necesitabas
Eras como una flor de mayo, fragante
Eras tan elegante, tan fina, tan mujer, tan dama
Tan madre, tan madre….
Madre amada, eras de verdad la mujer
¡Más hermosa que Dios puso en la tierra!.