Mente y corazón en voraz disputa,
la mente me dice que no te quiera,
y el corazón inevitablemente inquieta
mi alma que te siente mía entera.
Por siempre tenerte quisiera a mi lado,
acariciar tu rostro, decirte que te quiero.
Pero no puedo en el pensar incrustado,
sería pecado y para algunos misterio.
Miro tus ojos y mi corazón arrebatado
palpita cual si fuera el ultimo momento,
en que podre ver ese precioso milagro
que eres tu, al encontrarte a mi lado,
al sentir tu cuerpo junto al mio inquieto,
pero solo en sueños todo esto he logrado...
Carlos R. Barrera