Amargamente seguiré soñando
y a través de los muros de mi historia
dejaré un pasaje silencioso
un epitafio quizás -sobre mi tumba-
No hay soledad que ante el vacío
se imponga
ni se impone jamás un breve llanto
a dejar en el eco su quebranto
¡Cuando sabe amargor
es dulce el desengaño!.