Después de tantos llantos
De dolores viejos y lamentos
Después de sentirme desdichada
Por quienes ya no están y amé tanto.
La razón entró a mi vida
En la voz de un ángel,
Que abrió de mi alma las ventanas
Y dejó que a mi vida entre la luz.
Y en esa voz reconocí a mi madre
Que siempre me sacudía
Cuando triste me veía.
Me puse a reflexionar
Con todo lo que me dijo
Y llegué a comprender una verdad:
“Los muertos no lloran”.
Nos observan, nos cuidan
Y quizás se enojen
por ver nuestra tristeza.
¡Ea pues! me dije, seca las lágrimas
Y Deja que la vida fluya
Con todo lo bueno que te tiene preparado.
El sol brilla cada día
El cielo es azul y puedes verlos.
Y los que están contigo
No te quieren triste.
Así solo te compadecerán y eso es terrible.
¡Vamos que tu vida sigue!
Y deja de llorar a tus muertos
Porque ellos no lloran por ti.
Ya en vida te dieron todo
Lo que debieron darte
Dales tú ahora el descanso en tu alma.
Gracias mi ángel por traerme
Las palabras de mi madre.