Con amor y devoción para todas las madres y mujeres.
Soy flor de tu cultivo
del socavado corazón implantado
donde soy semilla, tallo y tronco;
del medrar de tu tiempo.
Pues con tu barzón de amor
araste el valle de tu fertilidad,
construyendo así el surco del regocijo
donde se me fue sembrado,
entonces, fue donde fui semilla
y donde Salta al cielo con el crecer paciente,
la curiosidad de tu esencia
el sol me mira y celoso pregunta
¿Quién es el sembrador de tan hermosa rosaleda?
Cuestionando la firmeza de mis pétalos,
evocando aquellos firmes y aquellos caídos
vislumbro acercarse la respuesta
entre marejadas de un oceano
que cobija en la arena la duda;
es mar que ahoga y baña el vacio en tu esencia
así oteo mi infancia en tu garganta,
en una cadencia de alegres acordes en primaveras
vas adormeciendo al hambre en tu pecho,
y al galope de mis ojos en un esparcir de suspiros
crecen las ortigas del lamento.
¡OH musa mía! Sembradora eminente de la primavera,
precursora insaciable del tallo recto y fino
con que amor compenetraste la mente de mi capullo
con la misma que tallaste el filo sangriento de mis espinas
¡OH musa mía! amor sereno de inexistente desdeño,
sinfonía de valores con la cual arrullaste mis sopores.
condescendencia divina de mares perenne de caricias
pues, haces de tu alma mi albergue
donde confiar mi corazón confundido
adormeces los silencios de tu campo erial
arrancas tus padecimientos, tus culpas y errores
como cual corta maleza
e implantas con simulacro de no hay dolores
tu semilla frágil, y más bella.
cuentame misteriosa fabrica amorosa
¿habran vergeles mas bellos,
que los regados con tu sangre?
¿habra mejor cultivo
que crecer en el seno de tu belleza
Embriagarme con el licor de tu devoción
abrigarle al tiempo con tus brazos
y dormir beodo de amor?
¡Y canto! sea al sol envidioso
al cielo inmenso o al refulgir de una estrella
¡respondo con entereza! que no existe
mejor cultivadora de rosedales
que aquella que me cobijo a orillas de su riachuelo
y me llevo al cielo con la divinidad de su afluente,
no hay mejor jardinera de amores rosáceos
¡¡que el ímpetu que nace de una madre…!!