La noche se torna melosa,
tan sublime y delicada,
cual hermosa niña piadosa,
que eterna vive enamorada.
Recuerdos bellos de tus ojos,
perfecto perfume de tu boca,
de la noche son mis despojos
y al amanecer a mi vida loca.
Siempre simple, serena, cautelosa,
sin remordimientos a lo que vivo
y la necesidad ardiente de tu boca,
y el perfume dulce de tu piel,
que vida otorga a lo que te invoca,
cual majestuosa deidad al amor fiel...
Carlos R. Barrera