Loelito

De interpretar lo que sentimos.

De ser y estar presente en cada uno de los momento más significativos de nuestras vidas, suele suceder que la agonía desvanece al mismo tiempo que tu rostro embellece, ese espacio desasistido que hoy cuenta con tu presencia.

 

De ver y notar cada cosa que haces como símbolo de valoración, como un consuelo personal de saber que te sientes viva y feliz de hacer lo que te place y se te antoja.

 

De provocar y merecer cada palabra que sale de tu dulce boca, empapada por palabras apasionadas donde pides distancia y no la emboscada de abrazos a la que estas acostumbrada.

 

De entender y no entender, de analizar e ignorar, cada problema o cada angustia, por saber que me estas mirando mientras hablo, pero no me escuchas.

 

Es la verdad de la palabra, del poema verdadero, de la prosa necesaria que dice cuanto duele mientras se fragua para amoldar a nuestro propio estilo.

 

De ver y sentir, de caminar y oír, de saber que el poema moderno va dejando atrás la fábula y el cuento, y se define como vivencias de sentir de cerca cuando en realidad  te siento lejos.