EXORDIO
No puedo soslayar una franca sonrisa, cuando pienso en los besos de mi madre, que con la grandeza de su ternura, siempre supo entregarme lo más bello de su corazón.
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En ti se funden el amor y la ternura,
cual ángel con rostro de mujer,
fecundas las ansias de dulzura,
de aquellos que de ti se dejan querer.
Tus calladas lágrimas pasajeras,
son como perlas maravillosas,
que fortalecen mis quimeras,
en tus cálidas caricias preciosas.
No hay más grande tesoro
que una madre sincera,
ofrenda de amor en decoro,
en el trayecto de la vida entera.
Hoy te ofrendo, madre, con amor,
un abrazo sincero y fraterno,
agradeciendo todo el calor,
donado a mi espíritu interno.
Bendita seas madre mia.
Bendita seas por toda la eternidad.
Tesoros son abundantes en el mundo, más ninguno puede comparar su valor con la magnificencia del corazón materno, que brilla indeleblemente igual en la aurora como en el ocaso de cada día. Así es mi madre, la más bella de las joyas pretendidas.
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Dulce aroma de flor en primavera,
de sutil e incomparable belleza,
expresión manifiesta de fe sincera,
hermoso ejemplo de certera fortaleza.
Madre, vocablo con sabor a ternura,
estrella luminosa de la vida,
verbo extremo de la sutil dulzura,
criatura bendita por Dios muy querida.
Doquier que tu vayas,
me sentiré siempre unido a tu corazón,
y aunque tu tristeza siempre callas,
en silencio al cielo pediré en oración.
Hoy te saludo bello tesoro,
madre mía, regalo del cielo,
más valiosa que la plata y el oro,
porque eres tu, lo que más quiero
Es menester un corazón sensible, un sentimiento de profunda dulzura, una percepción de vida sincera, para comprender lo que una madre significa en la vida de la humanidad, cimiento existencial, fortalecido con la potestad de un gran amor.
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Bellos ojos color de amor,
corazón de tierno sentimiento,
mujer de limpio pensamiento,
fuerte entrega ante el dolor.
Así eres tu, madre bendita,
que desde niño me has cobijado
en tu regazo por siempre amado,
para sentirme en tu corazón muy cerquita.
No puedo ni podré olvidar tus desvelos,
ni tu ternura como tampoco tus besos,
abriste mi alma a límpidos cielos,
para ofrendar todos mis rezos.
A Dios pido siempre te bendiga,
te ofrende con una linda sonrisa,
pues siempre serás mi madre querida,
deliciosa caricia de bendita brisa.
Solo tú, madre bendita, guardas en lo secreto de tu corazón, un amor que nunca se desvanece, un amor que nunca perece, porque es un amor que perdura toda la vida. Un gracias es pequeño, un te quiero quizá pueda alcanzar.
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No hay más dulce beso,
que el de mi madre querida,
ni hay palabra más cálida,
que la de mi madre sincera.
siempre atenta a mis quebrantos,
presta a aliviar mis dolores,
secando tiernamente mis lágrimas,
y sonriendo con dulce mirada.
Solo tú, madre, sabes lo que siento,
en mis noches de quimeras oscuras,
cuando mi corazón en silencio llora,
por el fracaso o la triste desilusión.
Por eso te amo tanto madre mia,
por ser el ángel de toda mi vida,
fiel en cada noche y cada día,
hasta el ocaso de mi existencia.