¿Dónde te has ido locura
que tu presencia no siento?
Vientos de razón ambigua
me alejaron de tu seno.
Ya no más vigilias largas
ni el polvillo vaporoso
sobre la bruma de incienso.
¿Dónde hallar a mis brujitas
que de tu mano volaron
con sus pócimas de encanto
tras el botín de mis versos?
Huérfanos de tu aliento,
dragones de mirada tierna,
fantasía de arlequines,
callejones, piedra a piedra,
giran hoy en desconcierto
sobre el azúcar quemada
de los recuerdos más tiernos.
Mi quimera aún convoca
con su cedazo de tientos
aquellas horas…segundos
en que un delirio afanoso
acentuaba de los ecos
sus voces… y del reflejo,
sus luces
en los estíos de enero.
¿He de escribirle al amor?
¿A las dudas del amante?
Digo:
¿…Al vago remordimiento?
Vuelve…por favor vuelve,
que extraño tu pulso firme
de corpiños voluptuosos
embebidos de deseo.
Tus tibias en cruz por muerte.
Leches bravas, un puñal…
Alaridos y lamentos.
Montañas de caramelo.
Senda florida escarchada
Aromas de bizcochuelo.
Concierto de mil chicharras,
Besos, abrazos, caricias
arrebatadas de celo.
Un asesino que llora.
Viejas arropando un muerto.
¿Qué habrá sido de los faunos?
Cojos, patizambos…chuecos;
y el fragor de los infiernos
encarnado en los ojeras
de una hembra malhadada,
condenada a tu presencia,
pesadilla entre sus sueños.
Locura que te quiero cerca
para alejar dudas viejas
que corroen mis adentros.
Sin tu abrigo
mi alma es nada,
viejo pulmón macilento;
pordiosera de la vida
que se escurre
entre los dedos
Cordura de vuelo austero,
un resto más de lo yermo.
Tal el dolor que siento
LUIS ALBERTO GONTADE ORSINI
Derechos reservados
Mayo de 2011