Deja que cante el silencio
lo que no puedes hablar.
Deja que entone sus notas
que a mi me suenan a mar,
a caracolas y conchas
a espumas, arena y a sal.
Deja que el viento me traiga
el mensaje de tu aroma,
para leer de tu cuerpo
palabras que me transforman
con el perfume de versos
como gotas de una estrofa.
Deja que el tiempo no exista
y que todo se trastoque,
que la noche se haga día
y que el día mude en noche,
para vivir nuestros sueños
con auténtico derroche.
Déjame que yo te quiera
como me quieres tú a mí,
con pasión y con entrega
como la flor de Alelí
que hasta en invierno florece,
del amor en el jardín.
Y deja que tu sonrisa,
ventana del sentimiento,
se arrebole entre tus labios
para encenderme en deseos,
donde hablaran nuestros besos
sin más palabras, ni verbos.
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