Eres negro cuando te miro
después.
Después de la tempestad de sombras
que nos hiere los ojos.
Después del invierno y
de la arena enloquecida,
después de la niebla
que nos cubre el alma
después. D e s p u é s
Eres blanco cuando te miro y te huelo
desde el infierno
de las horas sin culpas
cuando te habla mi caricia sin moverse,
cuando te toca y te tortura mi boca
entre las llamas humedas
e infinitas.
Lo sabes. Lo sabe el viento. El tiempo. Eternidades.
Es tarde. Nunca es tarde.
Aunque las nubes ya se quejen de la noche,
y las palabras más se acuerden de sus mares.
Y yo,
yo te busco en la espesura de la espera ,
en la fisura de la herida que dibujas
para sacarte bruma,
para robarte lluvia,
para tenerte
donde te quedaste
como te quedaste.
Para tenerte.