Eran tres:
Ruth, esbelta, alegre, amante de fiestas y altiva como el sol
Paula, perseverante y adinerada cualidad sin belleza de envolturas
Juana, vigorosa y sensible, sin posesión más valiosa que su hermosura
Eran tres mujeres diferentes y un solo hombre que las amaba
Cada una su historia forjaba al lado de aquel rufián
que solo las utilizaba, Ruth para alegrar los días,
no existía mejor vida que la que otorgaba Paula
y para la cama, la amante preferida era Juana
Gozaban de tal suerte las buenas mujeres,
que por capricho del destino un día cruzaron sus caminos,
la verdad no esperó, condenando al pecador maldito
que sus sueños burló y al martirio las condenó
Dolor, decepción y odio mezclándose en sus mentes
machacaron los corazones de esas tres mujeres y en lugar
del amor, la revancha tomó forma de muerte y cada quien
su lado oscuro descubrió…
Un matón, un asesino es el único salvador concluyeron
después de disputar como fieras heridas su postura ante la traición,
Ruth encontró al verdugo, Paula se encargaría del costo
y Juana sería el anzuelo.
Una petición cada una escribió para el hombre que las vengaría:
-Tres disparos, una en la cabeza y dos en el pecho por la locura
que nos dejó y los corazones que destruyó dijo Ruth, pero antes
córtelo lento, a punta de puñal, que su sangre fluya despacio
para que sienta el ardor de cada herida y derrámele sal para que sepa
lo que es el dolor agregó Paula y Juana concluyó:
dígale antes de morir que sus tres mujeres les deseamos buen viaje
y que en el infierno nos aguarde, allí estaremos juntos por siempre.
Pero no supo el muy villano conservar su dignidad y morir en silencio
las noticias del trágico deceso no se hicieron esperar y cuando
la investigación llegó a su final solo un trozo de papel quedó
como evidencia, el asesino huyó y las tres mujeres como el viento
desaparecieron, solo el recuerdo en memoria de muchos quedó del
hombre que jugó al galán de tres mujeres diferentes
y un asesino eficiente que a petición concreta le dio muerte.