DISTINTOS
Siempre había un imbécil
o un cretino integral que se reía de ellos
ellos eran distintos,
solamente distintos a la hora de hablar
de coyunturas obscenas,
distintos al decir,
al entender
que amar era un concierto en que se mezclan
nalgas y castañuelas
ellos eran la carta nunca escrita,
los verbos que se hacían intransitivos,
la mofa,
el chiste fácil,
la ingratitud del cero,
la mirada escondida y el fracaso
de una infancia prohibida a las muñecas abstractas
nosotros, los demás
éramos puros,
suficientes, cabales y los únicos
con derecho a ocupar plaza de abate
y licencia de un dios para morirnos
a gusto en cualquier cama.