abiliv

SEGUNDA PRIMERA VEZ

Una cena,  unas copas prestas al brindis, advertían su designio,

divino el momento en que la llenaron de felicidad.

Recuerda esa noche, en la que ocultaba suspiros y temblaba a su lado,

sus ojos brillaban, sus mejillas se sonrojaban,

alumbrando su rostro, mientras ojos intrusos la buscaban

y al hallar su mirada, volcaron en ella todo su ser.

 

El observaba sus labios frescos, deseando aquellos besos nuevos

y así quebraba con cada beso su inocencia.

El iba descubriendo sus secretos y ella aprendía a conocerlo,

sus sangres palpitaban, su perfume lo encendía

y ella recibía caricias, con las que se rindió al placer.

 

Ella encantada por como la besaba y mas por como la miraba,

él con esos  ojos de mirada aventurera, despertaba en ella

una extraña sensación, la misma que le sugería perder el control.

Ella que a nadie había entregado sus caricias contenía sus instintos,

pero esos ojos seguían devorándola, nunca nadie la hizo sentir tan enamorada.

 

El agitado de emoción y  el cuerpo de ella reflejado en su habitación,

se fueron amando poco a poquito, locos del deseo,

El la amaba como en sus sueños, lográndola,

calor de pasión ardía en su interior, vibraban sus pieles,

convirtiendo en eterno, ese fuego en su lecho.

 

Se aferraron en cuerpo y alma, doblemente suya,

su cuerpo cargaría los estigmas del que ahora su dueño sería,

fue suya y seguirá siendo suya, para siempre su mujer.

Su amor quedará impreso en sus entrañas y el sabor a gusto con cada espacio de su intimidad que él llevará para siempre en su paladar.

 

Abrazados al amor hicieron una crónica de sentimientos,

de una entrega total, en el que germinó un mundo creado por ellos.

Delicias de placer, la noche en que él naufragó en sus playas

y ella dejó que atravesara su frontera,

Cuerpos del amor de ángel y demonio, que se tomaron por entero.

 

Volvió el amanecer y el observó su rostro angelical tan inocente,

esa misma niña que de noche fue mujer y estalló como un volcán.

Regreso el sosiego y todo se volvió en cadencia,

al compás de una melodía a piano con la que acompañaron el dulce alba, grabando para siempre en sus recuerdos su segunda primera vez.